viernes, 25 de enero de 2013

Una vuelta por Palomeque

“Que calentito estoy en la cama… abrazado a la almohada, que frío tiene que hacer en la calle… menos mal que no tengo que madrugar… ¿Qué suena?” ¡¡¡¡Pí Pí Pí!!!!
Si, preferimos una salida entre semana a 2 graditos a estar bajo las mantas…


Los aventureros de la jornada visitaron los alrededores de Palomeque, municipio por donde discurre de sureste a noroeste el Arroyo de las Chorreras, afluente del Guadarrama, río este último que forma frontera con El Viso de San Juan y Chozas de Canales.

Crónica Una Vuelta por Palomeque
por Ramiro

Pues si, una vuelta por Palomeque. Podría llamarse así está aventura improvisada de un día de semana cualquiera. Pero una gran vuelta de más de cuarenta kilómetros. Y lo de improvisada tiene su jugo, ya que hasta minutos antes de meter la cala en el pedal, no teníamos decidido adonde ir. Solo nos movían las ganas de volver a darle a la maquina después de tantos días de fríos, nieblas y viento. Aunque con ausencias de última hora que tanta ilusión tenían como nosotros, Javi y Noelia no pudieron por motivos de salud, el peque del primero y la propia Noelia en el segundo caso. Así que en el lugar de partida de siempre, Trini, Damián y el que hoy ha tecleado esta historia, nos ponemos en marcha con un objetivo poco claro, ir hacia Cedillo del Condado para llegar al Río Guadarrama por tierras de Palomeque y explorar caminos y senderos nuevos.

De esta guisa y con estos propósitos, empezamos a dar pedales en una mañana demasiado fría como para pensarse dos veces si salir de la cama. Todo era cuestión de entrar en calor sobre la marcha, pero hasta mediada la mañana el sol no pudo con las nubes bajas, y fue entonces cuando el airecillo helado se fue templando.


Salimos de Illescas por el camino de Valenzana para terminar enlazando con el camino de Cedillo hasta Viñas Perdidas, Urbanización de Illescas y de ahí a Cedillo del Condado. Una vez cruzado éste, nos dirigimos a través del Camino Cañada Real De Toledo a Madrid hacia la CM 41, y de ahí por un bonito camino hacia Palomeque. Además de agradable el paraje de verde campo de Castilla y de la vista apacible del pueblo al fondo, fue ese momento cuando suavizó la temperatura y empezamos a estar a gusto. Ahora si empezaba la ruta a la carta, con buen tiempo y ganas de aventurarse por los caminos. Cruzamos la localidad dirección al río y por pista asfaltada hasta la Urbanización La Fuenlabrada, donde nuevamente por camino y bordeando el Arroyo de la Chorrera nos fuimos encontrando desvíos a derecha e izquierda, tomando siempre por la diestra, después de explorar alguno de ellos y decidir la dirección que pudiera ser la buena. Y buena, mejor o peor, todos los caminos llevaban a Roma, pero la parte final del que elegimos se convirtió en un tobogán de barro, donde si frenábamos patinaban las dos ruedas y si no frenábamos... En fin, que os voy a contar, con la bici cruzada y dando toques rápidos a las manetas de freno nos plantamos en el Río Guadarrama, en una zona desconocida para los tres. Con las bicis un poco más pesadas comenzamos a seguir la orilla dirección Toledo por un sendero que discurría entre el agua y los barrancos, por un precioso paisaje ribereño de invierno.

 

 
Y entonces llegó el tramo de la adrenalina. Llegó el tramo inesperado en el cual el sendero, sin sitio para seguir entre las paredes de tierra y el río, fue tomando altura pegado a la pared, cada vez más alto, estrecho y con inclinación lateral hacia el lado de la posible caída. Un típico sendero de ladera donde no lo esperábamos. Solucionado sin incidentes y con buena cara seguimos río abajo hasta el puente de la CM 41, para después de una subida de más de 25º de inclinación tomar un camino paralelo a la autovía hasta desviarnos de nuevo hacia Palomeque. Ultima y dura rampa antes de entrar en el pueblo, en la que Trini creó su grupo de fans, ganado popularidad por las calles en cuestión de minutos. Y en un banco delante del ayuntamiento, seguían los dos hombres mayores que ya nos vieran pasar antes, a gustito a la solana como los lagartos.

En fin, el retorno, ya conocido, se hizo por El Viso de San Juan y camino de la Tenería consecutivamente para llegar a Illescas. Total, una ruta a un ritmo agradable de llevar, sin averías ni incidentes que reseñar y con ganas de que llegue mejor tiempo y menos barrizales para meterle bielas a otras zonas.

Y una conclusión que a lo mejor no viene a cuento. ¿O quizás si?
¿No estáis hartos ya de las barritas de cereales?


Distancia Aprox. 45 Km.
Dificultad: Media

Días de frío perfectos para coger forma de cara al mejor tiempo.
Anímate La Sagra te espera.

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