Desde que salimos de Villaluenga el cielo estuvo amenazando lluvia, sobre todo la primera hora hasta llegar a Bargas, pero al final llegamos sanos y secos a casa.
Alfredo era esta vez el compañero de ruta y se le veía con ganas, decía que le pesaban las piernas pero nunca dejaba de darle gas a la burra; como siempre está atento a los "bichos" que se cruzan en el camino será nuestro experto en fauna y flora. (Cualquier día se tira de la bici en busca de una culebrilla)
De vuelta a Villaluenga intentamos volver por la parte de tierra de la Vereda hacia Yunclillos por lo que nos quedamos varados a los diez metros, culpa mía. Fue una mañana para rodar mirando de reojo al cielo.
Distancia Aprox. 36 km.